domingo, 31 de julio de 2011

Otra vez aquí perdido

Otra vez aquí, perdido, solo, y sólo por perder
sólo quise volver y he vuelto, ¿a dónde? Al lugar!
Aquí donde se oyen el mar y el desierto
donde puedo decir que estoy muerto o estoy vivo
muerto por vivir, vivo para morir... viviendo...
Voy yendo; no puedo decir que sepa hasta donde
sólo sigo y camino y cada pierna responde a quien
pueda decir que tenga algún mando, y ese yo no soy.
Voy sin saber hasta cuando, ni donde termino,
ni donde se empieza, ni el camino cual es
sólo siguen mis pies, que ahora el resto se ha ido.

Otra vez aquí, sólo perdido, es perder tan solo...
lleno de soledad no saber donde estás sin nadie
que acompañe tu entera perplejidad que ha nacido
de no saber donde has ido, de no saber donde estás.
Y en que hermoso lugar me ha metido la suerte
puedo verte si miro el paisaje de este pasaje de libro de libros
de libres y liebres, tan lleno de colores del sabor
tan lleno de olores sutiles sensibles al tacto...
exacto y ubicuo el lugar en que me encuentro
centro y periferia de la totalidad de un mundo.

sábado, 30 de julio de 2011

todo es Filosofía

Tu puedes hacerlo todo con respecto a mi, que en lo que a mi respecta
no pienso oponer ante ti la menor resistencia, ante ti no pienso
prefiero sentir, porque sintiendo contigo te siento
en mi regazo y estás tan cerca que entre ambos sólo hay ceros
tan pequeños, diminutos, que los minutos no dejan al tiempo
circular con su constante transcurso de la total normalidad

Circular sería la vida, y menos seria que otra cosa,
como aquel eterno retorno del que hablaba un viejo loco,
que por perfecto cada instante no tendrá superación
porque al final todo es filosofía... y al principio
donde de cuatro elementos eclosionaron dos
tu luz, mis sombras, mi espacio por llenar de luz,
tus sombras, mi luz y aquella habitación oscura
de percepciones, pero repleta de luminiscencia
en su textura, en su sabor, en su aroma...

Puedes hacerlo todo con respecto a mi,
hasta puedes no respetarme, mientras respetes a nos
accedo a quedarme con tan sólo un resquicio
de una mente, pero que sea la tuya, tu mente de menta,
mmm... como en un brainstorming de todo lo que siento
anegarme de tus ideas, que me azote el viento
de tus conceptos sencillos o abstractos.
Yo cedo mi todo a nuestro conjunto,
respecto a este pacto gravado con tiempo
nos ampara la ley del Dios del silencio y lo
respeto, pues al final todo es filosofía.

no me faltes

  Si algún día perdiese la vida no te pongas a buscarla, no malgastes tu voluntad en tratar de reunir los pedazos para rejuntarlos, pues será inútil. Si pierdo la vida no busques un substituto para ella, buscalo para mí; sigue viviendo sin perder un minuto en llorar, encontrandolos al reir, y despideme con alegría y satisfecha por haber sido tú quien me dió el motivo para vivir. 

 Recuerdame siempre por quien he sido, como si hubiese sido el transcurso de la vida lo que nos separó y no su final. Recuerda todo lo que pasamos juntos pero no lo que nos faltó, esto vivelo con quien quieras y con quien te quiera a tí al menos una parte de lo que yo te quiero, y no pierdas aquello que te hace especial lo que me enamoró de tí, aquello que te identifica y te convierte en la criatura más maravillosa que puede existir.

  Si algún día esto se acaba, no quiero un triste final si no un alegre cambio, la salida que te hace entrar en un nuevo lugar, la entrada que te saca de un sitio para llevarte a otro. Y no te olvides de tí, hazlo de mí; pero no de lo que compartimos, hazlo de mi presencia; consigue que mi falta se convierta en una nueva adquisición, de independencia o nueva compañia.

 Pero por favor no llores, no empañes la mirada que me dío los mejores sentimientos de mi vida, la que supo ver en mi lo poco bueno que tenía; no veles la luz que desprende tu sonrisa, que iluminó cada uno de mis días oscuros e intensificó la luz de los claros. No conviertas esto en una desgracia, aunque no se pueda decir: "no es la muerte de nadie", conserva la fortuna que ambos tuvimos al poder crear nuestro mundo un día y, el día en que muera, recorrelo por vez ultima, como si fuera un mausoleo, antes de cerrarlo por derrivo.

 Si algún día muero, por lo que más quieras, no hagas nada. Continúa tu camino haciendo que me sienta orgulloso de verte caminar. Hazme vibrar con tu existencia y con la fuerza que demuestres al continuar, con la cabeza bien alta, con la moral por los cielos.

 Si algún día muero no hagas nada... pero, si te pierdo haz cuanto pueda.

jueves, 28 de julio de 2011

descatalogando rebeldías en un acto de libertad onírica

Cuanto tiempo sin mirarnos. Habían pasado muchas miradas
por mis ojos y la tuya aún conservaba ese no sequé que inspiró
mis mayores deseos, mis mejores poesías, mis peores pecados. 
Perdimos tiempo en un instante dedicado a nuestros ánimos siempre 
tan privados, mientras dejamos flirtear a nuestras miradas 
buscándose una a la otra, intentando encontrar en ellas...un 
todo...una verdad.

Las palabras fluían como agua que humedece pero no moja, 
aunque nuestros cuerpos hablaban a gritos elocuentes en 
una danza del pasado que resistió la dura y continua exposición 
al tiempo. En un despiste se iluminó en tu cuerpo una estrella 
y ello me llevó a un lugar cuyos peligros terminarían por conseguir 
mi cordura.El aire sobraba en todas partes escaseando en mis 
pulmones, y entre tu y yo se interponía una mínima inmensidad 
cuando, casi sin quererlo, cuerpos celestes se eclipsaron en un 
roce eterno que crispó todo el bello de mi cuerpo, que se convirtió 
en dolor al morir. Ambos lo sentimos.

Faltaron las palabras sobrantes en un entorno en el que ya no eran 
bienvenidas y todo nuestro alrededor se volvió insignificante, 
trayendo consigo la mayor de las insignificancias que me vi obligado 
a traducir.Solo había una solución y no tardamos en dar con ella, 
hoy creo que fue ella quien dio con nosotros como un tren que 
avanzaba inexorable hacia dos fantasmas en su vía, y nuestro triunfo 
tenía el sabor de reconquistas, la textura del desenfreno, la 
densidad de la imprudente añoranza. Sentimos el calor de un rayo 
en un segundo, atravesando cuerpo y alma y transportándonos a lo 
recóndito del mundo, donde nos fundimos haciendo al oro ordinario, 
al universo pequeño, vulgar a la felicidad.

Fuimos como niños que jugaban a conspirar contra la idea del “yo” 
y “lo demás”, a sincronizar los sonidos del motor de dos vidas. 
Fuimos como guerreros de una misma causa que olvidaron semejanzas, 
buscando el nexo que los separó un día y las diferencias que 
añoraron al siguiente. Perdimos la inocencia de quien la ha 
olvidado para encontrar nuestra esencia entre piel y sudor, 
uñas y dientes, mientras los dioses contemplaban nuestra 
chanza con miedo a intervenir.

Pero pasó lo innecesario, abrí los ojos, deje de ver; y ahora nos 
encontramos otra vez aquí como siempre hacemos... tú ansiando mis 
verbas... yo deseando tus miradas; tú queriendo mis latidos... yo 
ardiendo en tus suspiros; tú pidiendo mis sentidos... yo, morir por 
tus deseos. Se unieron el destino y el azar descatalogando rebeldías 
en un acto de libertad onírica.