jueves, 28 de julio de 2011

descatalogando rebeldías en un acto de libertad onírica

Cuanto tiempo sin mirarnos. Habían pasado muchas miradas
por mis ojos y la tuya aún conservaba ese no sequé que inspiró
mis mayores deseos, mis mejores poesías, mis peores pecados. 
Perdimos tiempo en un instante dedicado a nuestros ánimos siempre 
tan privados, mientras dejamos flirtear a nuestras miradas 
buscándose una a la otra, intentando encontrar en ellas...un 
todo...una verdad.

Las palabras fluían como agua que humedece pero no moja, 
aunque nuestros cuerpos hablaban a gritos elocuentes en 
una danza del pasado que resistió la dura y continua exposición 
al tiempo. En un despiste se iluminó en tu cuerpo una estrella 
y ello me llevó a un lugar cuyos peligros terminarían por conseguir 
mi cordura.El aire sobraba en todas partes escaseando en mis 
pulmones, y entre tu y yo se interponía una mínima inmensidad 
cuando, casi sin quererlo, cuerpos celestes se eclipsaron en un 
roce eterno que crispó todo el bello de mi cuerpo, que se convirtió 
en dolor al morir. Ambos lo sentimos.

Faltaron las palabras sobrantes en un entorno en el que ya no eran 
bienvenidas y todo nuestro alrededor se volvió insignificante, 
trayendo consigo la mayor de las insignificancias que me vi obligado 
a traducir.Solo había una solución y no tardamos en dar con ella, 
hoy creo que fue ella quien dio con nosotros como un tren que 
avanzaba inexorable hacia dos fantasmas en su vía, y nuestro triunfo 
tenía el sabor de reconquistas, la textura del desenfreno, la 
densidad de la imprudente añoranza. Sentimos el calor de un rayo 
en un segundo, atravesando cuerpo y alma y transportándonos a lo 
recóndito del mundo, donde nos fundimos haciendo al oro ordinario, 
al universo pequeño, vulgar a la felicidad.

Fuimos como niños que jugaban a conspirar contra la idea del “yo” 
y “lo demás”, a sincronizar los sonidos del motor de dos vidas. 
Fuimos como guerreros de una misma causa que olvidaron semejanzas, 
buscando el nexo que los separó un día y las diferencias que 
añoraron al siguiente. Perdimos la inocencia de quien la ha 
olvidado para encontrar nuestra esencia entre piel y sudor, 
uñas y dientes, mientras los dioses contemplaban nuestra 
chanza con miedo a intervenir.

Pero pasó lo innecesario, abrí los ojos, deje de ver; y ahora nos 
encontramos otra vez aquí como siempre hacemos... tú ansiando mis 
verbas... yo deseando tus miradas; tú queriendo mis latidos... yo 
ardiendo en tus suspiros; tú pidiendo mis sentidos... yo, morir por 
tus deseos. Se unieron el destino y el azar descatalogando rebeldías 
en un acto de libertad onírica.

2 comentarios:

  1. Es precioso! Sublime!
    Intimissimo!
    A mí me encanta, Pau. :)
    Además, utilizas bien tanto sinestesias como contradicciones literarias y sensitivas.
    Que está genial y que me encanta.
    Jajaja!
    ;)

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  2. M impresionasté, dejasté atras el significado de la perfección!! kada una de las palabras,refleja un sentimiento.
    Me encanta poeta

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