– ¡¡¡Dioses!!!
– ¿Qué pasa?
– ¡¡Me arrancan los dedos
del pie con su capricho divino!!
– ¿Pero que ocurre?
– ¡Nada, eso es lo que
ocurre! ¡Seguimos igual y aquí no da cambiado nada!
– Tranquilizate Ado, amigo
mio.
– ¡¡¿¿Cómo voy a
tranquilizarme??!! ¡Si vivimos donde no se puede confiar
en nada
y no hay nada ya que lo
cambie!
– ¿A que te refieres,
compadre?
– ¡¡¡A todo!!!
Somos esclavos de la mentira,
siervos de la falsedad
por no decir la verdad, hasta
a nosotros mismos mentimos.
Y aquí nada cambia ni en
siglos.
– Oh.. don Ado, el tiempo no
pasa en cálculos, sino en actos.
– Pues estos son
espectáculos que no los produce el teatro.
Vivimos en un engaño que
creemos desengañado y lo llamamos igualitario.
democracia es hacer que el
pueblo se crea que manda.
Igualdad, que a todos nos
mientan en igual medida.
– Cada día llevas peor lo
que ocurre al rededor, tranquilo
que todo lo que sucede, sucede
una vez sucedido
y nada cambiará que te
quejes.
– Menos cambia que te dejes,
o que alejes la mirada
como si nada ocurriera, que te
fijes solo en todo
lo que tienes tu tan cerca: lo
pequeño
la vida más que sueño es
pesadilla,
y el sueño es sueño.
– Pero el motivo de que esto
ocurra es que todos buscan lo grande.
normal que lo normal aburra,
pero lo pequeño...
no lo entiendo aunque ponga mi
en ello empeño,
si aprendieran a apreciar lo
distinto, que, por tal, es bueno...
–
Pero siempre habría quienes
no lo supieran ver.
– Y
a eses... ¿qué les pretendes hacer?
– No sé y eso ya lo
veremos...
–¡Lo veremos cuando se haya
de ver! ¡Buenas noches!
– Ojalá se hubiera visto ayer... ¡Qué usted las pase!
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