miércoles, 1 de agosto de 2012

No puedo soportarlo


No puedo soportarlo,
tener a tanta gente que quiero tanto
tan tan lejos,
que aquel espacio que ocupo me limite,
que no pueda estar dos veces en
un instante, una estancia, un estado;
no poder ver un reflejo estando oscuro,
ni ver el movimiento cuando ocurre, sino
cuando ya hace un tiempo que ha pasado...
tiempo...
que parece necesario para verlo
al suceso, al hecho, al acto,
a todo lo que pasa alrededor
por no poder vivir y revivir
a un tiempo...

No quiero soportarlo,
ver una mirada soltera de sonrisa,
no puedo soportarlo,
y me mata
no poder saborear en la distancia
aquello que ha pasado por mi boca
ni oler lo que olí, ni sentir lo que sentí;
que no pueda ser visto lo que pudo haber sido...
pero no.
No soporto nada de eso, ni tampoco:
ni las mentiras que te cuentan por verdades,
ni las verdades que te cuentan por mentira;
no me pasa así pues con las restantes
y es que no soporto lo indiferente
ni la indiferencia.

No aguanto, ni puedo, ni quiero hacerlo
a todos aquellos que sufren de miedo
ni a aquellos desvergonzados
que sienten la verguenza ajena
y no la propia,
y menos que sean ellos y no otros
los que pongan las reglas de este juego...
ni al tiempo...
invento de estos pocos locos dueños
¡de todo
menos de los sueños que sí tengo!
de las vidas que comparto
hoy que es nuestro, sólo, lo de todos
que lo tuyo no te pertenece, si es concreto
y lo correcto es lo que menos se le parece al respeto.

Pero sí soporto al bueno,
al que disfruta de los juegos del tiempo
y de sus jugos
sin dejarle a este que impere
a quien de todo se enamore, al que se adhiere
a las heridas del que tiene al lado
y prefiere ser quien las porte.
No al que mata.
Sí al que muere por vivir,
al que tiene lo que quiere por querer lo que recibe,
a la mujer y al hombre libres.
Nunca al que se deja pensar y siempre
al que piensa diferente cada día.

Quiero al puro sentimiento que consigo en los demás
y, a veces, intento querer al tiempo, sin lograrlo.

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